Cuando pensais en los accesorios de belleza, siempre pensais lo guapa que os hacen sentir, pero no sé parais a pensar que, estas herramientas como: pinceles, pinzas, cepillos, ect. Cualquiera de ellos se utilizan cada día, y estas herramientas están en cotacto directo con la piel, y la bacterias se pueden desarrollar fácilmente y convertirse en nidos de microbios y gérmenes si no les mantienen una apropiada higiene.
Para desinfectar las pinzas. Para desinfectar la pinzas, rizador de pestañas, alicates, tijeras, entre otros, en casa, la manera más fácil y sencilla es: después y antes de cada uso. Debéis coger una toallita o algodón, empaparlo en alcohol de 90 grados, y resfregar por los utensilios.
La limpieza de pinceles.
Para la limpieza de las brochas, estas se deben de lavar con agua tibia y gel neutro, se debe masajear suavemente después enjuagar y secar con una toalla y dejarlos al aire libre para que pierda los restos de humedad.
Cómo limpiar los cepillos en casa.
La mejor manera es el uso continuado de higiene y cuidado de los cepillos, para ello lo de que debeis hacer es: depués de acada uso quitar el pelo que se ha quedado en el, y aproximadamente cada semana los metéis en agua y les ponéis un poco de champú de bebé, esto lo pueden repetir dos veces y aclarais con mucha agua y secais. Recordar que si las celdas del cepillo están en mal estado porque estén por las puntas dobladas, eso quiere decir que necesitan renovar y comprar cepillos nuevos ya que, en ese estado dañara tu cabello.
No, usar horquillas oxidadas.
Muchas veces nos encontramos que las horquillas están oxidadas, como sabéis el metal se oxida muy fácilmente en contacto con el aire. A veces si observamos vemos que las horquillas de color, no están oxidadas, esto es debido a que, la pintura le ha formado una barrera protectora contra la corrosión. La manera más simple de proteger el hierro contra la corrosión es formar una barrera entre el metal y la atmósfera. La barrera puede ser una capa de pintura, de aceite, de una grasa o de un plástico. Pero a veces se utiliza otra técnica: el hierro se recubre de una fina capa de otro metal, como por ejemplo el zinc.
Cuando dos metales humedecidos se ponen en contacto, forman una pila electroquímica. En esta pila el metal químicamente más activo hace de polo negativo (ánodo) y el menos activo, de polo positivo (cátodo). Como consecuencia, el metal más activo se corroe más rápidamente, protegiendo así al menos activo.
Si las horquillas no tienen barrera protectora y están oxidadas lo mejor es tirarlas y comprar nuevas.