Qué le ocurre al cuero cabelludo: Tus glándulas sebáceas te están haciendo una huelga a la japonesa, produciendo sebo a diestro y siniestro hasta saturar el cabello. La grasa retiene impurezas, lo que ocasiona irritaciones. También obstruye los poros impidiendo la correcta oxigenación del cuero cabelludo, lo que a la larga podría ocasionar el debilitamiento del pelo.
Síntomas: El pelo se ve apelmazado, grasiento y sin volumen. No aguanta limpio ni mantiene el peinado mucho tiempo.
Solución: Hay que lavar cuando el pelo lo pida, ni más ni menos. Y hacerlo siempre con productos de efecto desengrasante, pues ayudan a regular la producción sebácea y te darán unas horas más de respiro. No debes temer el efecto rebote siempre y cuando sigas una norma: elegir fórmulas adecuadas a la gravedad de tu problema, en vez de lo más fuerte que encuentres, pues es contraproducente.
Consejo: No renuncies al acondicionador si tu pelo se enreda o es frágil. Usa uno especial para cabello graso, aplícalo sólo en las puntas. Te quedará perfecto y sin sobrecargar.